Ecoturismo
Valladolid ofrece ocasiones privilegiadas para conocer, asombrarse y disfrutar de los cenotes, una maravilla natural de la península de Yucatán. Los cenotes son pozos de agua dulce, creados naturalmente por la erosión de la piedra caliza que caracteriza el suelo de la península; en el subsuelo los pozos se conectan con ríos subterráneos y forman mágicos y misteriosos laberintos interiores.
Son producto de un fenómeno natural causado por el agua y la piedra porosa y suave; sin embargo, dentro de la cultura maya eran mucho más; representaban la entrada al inframundo, un canal de comunicación con los dioses y, por supuesto, la fuente de vida que el agua significa.
Conocer, nadar y bucear en los cenotes es una experiencia que sólo en Yucatán se puede dar; incluso la voz que los denomina (cenote) se usa únicamente en México; proviene de la palabra maya dzonot, que significa abismo.
Si bien hay cenotes en toda la península, Valladolid es un lugar privilegiado para conocerlos. Casi como un aviso, uno de ellos se encuentra en las calles del centro de la ciudad. Es el cenote Zací, en la calle 36, del Barrio de Santa Ana; tiene un diámetro aproximado de 28 metros; por medio de una escalinata abierta en sus muros de piedra se puede bajar hasta el nivel del agua y observar a los peces de su interior. El acceso tiene un costo de $25.00 y cuenta con restaurante y estacionamiento.
Otros tres cenotes son famosos en Valladolid; aunque están en las afueras de la ciudad se ubican a muy corta distancia y es fácil su acceso.
El cenote Dzitnup o X’keken es espectacular. Es una caverna subterránea, por lo que se entra por una estrecha abertura en la roca que, de pronto, se abre frente al agua azul, cristalina, iluminada por la luz natural que entra por una grieta en la parte superior de la bóveda; hay estalactitas y piedras blancas que brillan con la luz y crean un ambiente mágico.
Se puede admirar desde unas gradas abiertas en la roca o nadar y bucear en sus aguas; se le llama X’keken, que en maya quiere decir cerdo, porque dicen que fue uno de estos animalitos el que lo encontró. Ahora tiene tres entradas y está abierto al público de siete de la mañana a cinco de la tarde y la entrada tiene un costo de $25.00. Está en el kilómetro 3 de la carretera a Mérida.
A un kilómetro de ahí, se encuentra el cenote Samulá, también de una gran belleza. Es otra gruta subterránea, con el cenote cubierto e iluminado por la luz que entra por un hueco en la parte superior de la caverna. El descenso a las aguas es a través de una escalinata de piedra y una escalera de madera. En sus aguas de azul turquesa se puede nadar y bucear. Se caracteriza por un inmenso álamo, que sigue vivo porque sus raíces llegan hasta el agua que las alimenta. También tiene un costo de $25.00 el acceso y está abierto de ocho de la mañana a seis de la tarde.
El cenote Suytun, también es una caverna subterránea y, al igual que los anteriores, sus azules aguas son iluminadas naturalmente por la luz que penetra por un orificio en la parte superior. Sin embargo, sus aguas son de poca profundidad, con una gran cantidad de peces y está rodeado de espectaculares estalactitas. En él se presenta un espectáculo de música y danzas mayas, interpretado por jóvenes de las escuelas de Valladolid. El ingreso también cuesta $25.00 y se encuentra en un lienzo charro, en el kilómetro 6 de la carretera a Cancún; abre de nueve de la mañana a seis de la tarde. Cuenta con un parador turístico con todos los servicios: cabañas, restaurante, tienda de artesanías, etcétera.