Ecoturismo

En pleno centro de la ciudad está el Cerro del Borrego que también ofrece un gran número de actividades al aire libre y muy cerca está el mágico Cerro de Escamela, lleno de cuevas, grutas y leyendas.

Cerca de Orizaba, en la misma región de las Altas Montañas, y comunicada por un bello y sinuoso camino a través de la sierra, está Zongolica. Su ubicación ha permitido que esta pequeña población se mantenga relativamente aislada.

Zongolica es una oportunidad única para la convivencia con la naturaleza, enmarcada en evocadores paisajes de bosques, neblina, cañones, desfiladeros, cuevas. Llegar a Zongolica es adentrarse en un mundo natural ubicado en la tradición; el uso del náhuatl, las costumbres indígenas, la comida típica, contribuyen a esta sensación de brinco en el tiempo.

También en la región de las Altas Montañas, al pie de la Barranca de Chichiquila y con impresionantes vistas hacia el Pico de Orizaba está Huatusco, cuyos bosques, arroyos, profundas barrancas, retiro natural y arquitectura colonial le dan un carácter místico.

Gastronómico

En la zona de Huatusco y Zongolica, puede atreverse a degustar platillos basados en las hormigas chicantanas.

Durante los últimos tiempos, las tortas de pierna se han convertido en una tradición orizabeña; hay muchos establecimientos en el centro que compiten por preparar las más sabrosas y originales.

Sin embargo, el alimento típico de Orizaba es el chayote, que crece en todos los huertos y campos de la región. El chayote se prepara de muchas maneras, solo o acompañado, salado o dulce, para aprovechar su delicado sabor, hasta teminar con el dulce de chayote, que es el postre tradicional en Orizaba, endulzado con piloncillo, también típico de la región. Todo acompañado con un delicioso café, pues esta región es una de las principales franjas cafetaleras no sólo del estado, sino de todo el país

Cultural Arte y Tradiciones

Aquí se encuentra el Museo de Arte del estado de Veracruz, notable por sus valiosas piezas, entre ellas más de 30 obras de Diego Rivera; se ubica en el antiguo oratorio de San Felipe Neri, adjunto a la parroquia de Santa María de Guadalupe de la Concordia.

 Además de su particular belleza, estos edificios se caracterizan por sus muros llorones y colores deslavados, a causa de las lluvias frecuentes que se registran en la ciudad y que le dan a Orizaba una fisonomía como no la tiene ninguna otra.

En Orizaba no hay rastros relevantes de las culturas prehispánicas, que prefirieron los valles y las costas antes que asentarse en las montañas.

 Sin embargo, se encuentra la Piedra del Gigante, un monolito de más de seis toneladas de peso que era utilizado como piedra de los sacrificios; tiene grabado a un guerrero de cinco metros de altura. Este gran monolito está en el cementerio municipal hasta donde llegan miles de personas para conocerlo.