Los Tuxtlas es uno de los refugios de la biodiversidad más ricos del mundo. A lo largo de los años, esa riqueza natural se ha perdido en buena medida, pero en un afán de preservarla se desarrollan proyectos turísticos ecológicos, que cada vez cobran una mayor importancia.
En Los Tuxtlas hay mucho que ver, desde lugares recónditos como cuevas o sitios ocultos para el avistamiento de especies animales hasta un volcán junto al mar. Por ello es recomendable dedicarle el tiempo necesario para apreciar su enorme y variada riqueza natural.
Algunos lugares muy visitados, como la laguna de Catemaco, la cascada de Eyipantla o la barra de Sontecomapan forman parte de la región de Los Tuxtlas, que comprende el macizo volcánico que se encuentra entre los ríos Coatzacoalcos y Papaloapan.
Según la tradición, antes de comenzar cualquier recorrido por Los Tuxtlas hay que hacerse una limpia en Catemaco. Los curanderos del lugar hacen esos rituales de purificación con ramas y hierbas que, según la costumbre, se depositan después en el altar de la Virgen del Carmen, en la basílica de Catemaco.
La Red de Ecoturismo Comunitario (RECT) es un esfuerzo de los habitantes de la región por preservar la riqueza natural de Los Tuxtlas, a la vez que convertir el ecoturismo en una alternativa viable de subsistencia. Por ello, y por la calidad de sus servicios, es una opción atractiva y benéfica para facilitar la visita a la zona.
Con la asesoría de los miembros de la RECT se puede pernoctar en plena selva, en tiendas de campaña, o bien, en cabañas ecológicas. Es una experiencia diferente, con un encanto propio y que cuenta con todos los servicios básicos.
Si se quiere un uso más eficiente del tiempo, sería recomendable tomar el servicio de los guías turísticos autorizados en el sitio quienes, además, pueden acompañar la visita con información en inglés o francés y conducir hacia los lugares más interesantes de la reserva de la biosfera.
No olvidar la cámara fotográfica en ninguno de los recorridos pues las sorpresas están a la orden del día. La riqueza de flora y fauna, así como la belleza de los paisajes garantizan imágenes impresionantes a cada paso.
Para los recorridos se recomienda portar ropa fresca y ligera y sombrero o gorra, además de bloqueador solar y, por supuesto, prendas y calzado que protejan de las intensas lluvias.
El calzado deberá ser siempre cómodo y adecuado para la lluvia pues los trayectos son extensos, y en condiciones permanentes de humedad, aunque hay visitantes que prefieren el calzado abierto, sandalias o huaraches.
Las botellas con agua serán una buena compañía en estos recorridos aunque hay algunos expendios y acompañantes que pueden proporcionarla.