La ciudad de Tlaxcala es un pequeño tesoro. De cortas dimensiones puede ser fácilmente recorrida para conocer sus múltiples joyas y disfrutar de su cocina, artesanías, costumbres y la hospitalidad de sus habitantes.
La mayor parte de sus atractivos se encuentran en su Centro Histórico. Los principales son: el exconvento franciscano de Nuestra Señora de la Asunción, uno de los más antiguos y hermosos de México; la Capilla Abierta, a unos metros del convento y en elegante estilo mudéjar; la plaza de toros Jorge El Ranchero Aguilar, bella y pequeña, al pie del convento; el Palacio de Gobierno, con su estilo plateresco y las pinturas de Desiderio Hernández Xochitiotzin, con la historia de Tlaxcala; la Plaza Juárez, con el Palacio Legislativo y la Parroquia de San José; la Plaza de Armas y el Museo Vivo de Artes y Tradiciones Populares; y, por supuesto, el Santuario de Nuestra Señora de Ocotlán, en maravilloso barroco poblano-tlaxcalteca custodiando la milagrosa imagen de la Virgen.
En la zona centro hay hoteles gran calidad que garantizan una placentera estancia a unos cuantos metros de las maravillas arquitectónicas de la ciudad. Si se quiere llegar a ellos es conveniente reservar con suficiente anticipación pues en vacaciones, puentes o fines de semana largos suelen saturarse.
De la misma forma hay un gran número de restaurantes especializados en los platillos típicos de Tlaxcala, como la deliciosa sopa tlaxcalteca, los mixtotes de carnero y conejo, la carne en pulque, los tlatloyos o los escamoles. También se recomienda reservar con anticipación para asegurar el espacio y el servicio.
Para todos los recorridos por Tlaxcala se recomienda portar ropa fresca y ligera y sombrero o gorra, además de bloqueador solar, gafas para el sol, pues gran parte de los trayectos son en plena exposición a los rayos solares.
El calzado deberá ser siempre cómodo pues los trayectos son extensos; hay quien prefiere el uso de zapatos cerrados o botas, y quien prefiere para las visitas a áreas de naturaleza, el calzado abierto, sandalias o huaraches.
Las botellas con agua serán una buena compañía en los paseos, aunque dentro de la zona urbana hay un gran número de tiendas y expendios que ofrecen diversos servicios, alimentos, artesanías, materiales turísticos, etcétera.
Tlaxcala significa lugar de tortillas y pan de maíz, que hace referencia a la fertilidad de sus tierras. Por eso, desde tiempos inmemoriales la región ha estado habitada; hay vestigios con más de ocho mil años de antigüedad en diferentes lugares del estado.
Por esa fertilidad del campo, este territorio fue elegido por los pueblos prehispánicos como uno de sus principales asentamientos en la región, que tenía una gran relevancia y elevado nivel cultural. Prueba de ello es Cacaxtla.
Cacaxtla es una de las zonas arqueológicas más importantes del centro de México. Era una ciudad fortificada cuyo centro fue el Gran Basamento, en el que se encontraban los principales edificios religiosos y civiles, rodeados de pirámides y templos más pequeños. Lo más impresionante de Cacaxtla son sus frescos, en especial el Mural de la Batalla, que se encuentran en buen estado de conservación. Además de por su belleza, Cacaxtla es importante por lo que informa de su cultura que muestra insólitas influencias mayas. La zona arqueológica se complementa con los interesantes vestigios de Xochitécatl y San Miguel del Milagro. Cacaxtla, el lugar en donde muere la lluvia, es uno de los lugares más impresionantes del estado y está solamente a una media hora del centro de Tlaxcala.
Tlaxcala ha crecido mucho durante los últimos tiempos. Hay una clara diferencia entre su zona centro y los nuevos desarrollos urbanos en las orillas de la ciudad. Esto ha provocado severos problemas viales. Se recomienda recorrer a pie la zona centro; hay estacionamientos en las calles aledañas que permiten dejar los automóviles y seguir a pie.
Tlaxcala cuenta con todos los servicios de una ciudad media en desarrollo. Hay centros comerciales y de entretenimiento, buenos hoteles, restaurantes, bares, bancos, hospitales, universidades, grandes avenidas, etcétera.
Para quienes gustan del turismo de aventura y en permanente contacto con la naturaleza, desde Tlaxcala se pueden dirigir hacia el Parque Nacional de La Malinche, en las faldas de este volcán custodio de la ciudad. Desde La Malinche hay vistas impresionantes del valle de Tlaxcala y de los volcanes vecinos: el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl y hasta el Pico de Orizaba. En este hermoso parque natural se pueden practicar desde el senderismo y el avistamiento de flora y fauna hasta el escalamiento, bicicleta de montaña, tirolesa, etc. Hay prestadores de servicios turísticos, guías y albergues para garantizar una experiencia emocionante y segura.
Tlaxcala es un buen punto de partida desde el cual visitar todo el estado, que tiene muchos atractivos y poblaciones cercanas con oferta turística basada en sus bellezas naturales y valores culturales e históricos. La variedad de opciones va desde ciudades coloniales como Huamantla, Apizaco o Tlaxco, con sus bosques y cascadas, hasta las ganaderías de toros bravos o las haciendas como Santa Bárbara y Tenexac. Tlaxcala representa un gran número de tesoros en muy poco espacio.