Matamoros depende de su vecindad con los Estados Unidos. El constante flujo de personas a ambos lados de la frontera es una prueba palpable de ello; las estaciones fronterizas están congestionadas de forma constante por lo que, si hay la intención de cruzar la frontera, hay que hacerlo con suficiente tiempo y paciencia.
Matamoros tiene una gran actividad económica y un ritmo de vida acelerado. Las maquiladoras y las zonas industriales se mezclan con las áreas comerciales y turísticas, lo que provoca frecuentes problemas de tráfico.
La mayor parte de la ciudad tiene una vida cotidiana sin sobresaltos, pero hay rumbos en los que, todavía, priva la inseguridad. Se recomienda ser prudentes, atender las recomendaciones de las autoridades y de los servidores turísticos para evitar eventuales problemas de seguridad.
La playa está a una media hora del centro de Matamoros. A lo largo de los años ha tenidos varios nombres (Playa Matamoros, Washington, Lauro Villar, etc.) aunque el más conocido es el de Playa Bagdad. Parte de esta playa se le ha dado ahora el nombre de Costa Azul, en homenaje a Rigo Tovar.
Como en todo centro turístico, en la playa hay todos los servicios para los visitantes, desde vestidores y baños, hasta locales de comida y bebida, venta de artesanías, etcétera.