A Tenosique se puede llegar por avión, barco, automóvil, autobús y tren. En los límites de la República Mexicana, Tenosique es un gran núcleo de comunicación con el resto del país.

Por carretera, entre Tenosique y Villahermosa corre la carretera federal 186, que entronca con la carretera federal 203 que, también, comunica con la población de Emiliano Zapata; la carretera estatal Tenosique-La Palma comunica con La Palma, en donde hay un muelle desde el que salen embarcaciones hacia Guatemala; la carretera internacional Tenosique-El Ceibo-Tikal comunica a Tenosique, Tabasco, con Tikal y Las Flores, en Guatemala.

Por aire, Tenosique cuenta con un aeropuerto, con capacidad para recibir aviones, avionetas y helicópteros. Este aeropuerto es operado por el ejército mexicano.

Por agua, la ubicación de Tenosique a la vera del río Usumacinta, uno de los más caudalosos de México le permite recibir embarcaciones de las comunidades cercanas sino de Balancán, Emiliano Zapata e, inclusive, hasta Jonuta.

Y, finalmente, por ferrocarril, Tenosique tiene una estación del Ferrocarril del Sureste, que recorre la ruta Coatzacoalcos-Mérida, que es una de las más importantes de la región y comunica varios estados.

El clima de Tenosique es identificado como tropical. Es un clima cálido húmedo, con un promedio de temperatura superior a los treinta grados centígrados; es un clima caluroso que puede llegar a los 45 grados centígrados.

Registra lluvias durante todo el año, en especial en el verano, que se extienden hasta el fin de año, influidas por la presencia de los eventos atmosféricos provenientes del Golfo de México, como las tormentas tropicales o los huracanes. 

Tenosique tiene muchos atractivos. Los más visitados son: dentro de la ciudad, la casa de José María Pino Suárez, prócer de la Revolución Mexicana, nacido en Tenosique; y, en los alrededores, las zonas arqueológicas de Pomoná, Panjalé y San Claudio; el centro turístico de Boca del Cerro, con multiplicidad de servicios; el balneario El Chorrito, dentro del rancho El Tepezcuintle; y la Reserva Ecológica Cañón del Usumacinta, con una gran riqueza de flora y fauna.

El Ceibo, puerto fronterizo con Guatemala, es el principal centro comercial de la subregión de los Ríos; tiene centros comerciales, tiendas, supermercados, almacenes y venta de todo tipo de materiales, desde maderas preciosas hasta electrodomésticos, a precios bajos.

Por sus dimensiones y encanto invita a recorrerlo a pie. Para los recorridos se recomienda portar ropa fresca y ligera y sombrero o gorra, aunque hay estar preparados para los eventuales chubascos.

El calzado deberá ser siempre cómodo pues los trayectos son extensos y las calles empedradas; en el caso de recorrido por la zona urbana es preferible el uso de zapatos cerrados, y para las visitas a los alrededores y áreas de naturaleza, se prefiere el calzado abierto, sandalias o huaraches.

Las botellas con agua serán una buena compañía en estos recorridos, aunque dentro de la zona urbana hay un gran número de tiendas y expendios que ofrecen diversos servicios, alimentos, artesanías, materiales turísticos, etcétera.

Los sábados y domingos son días de tianguis en Tenosique. En los fines de semana, llegan a la ciudad los productores y artesanos de los pueblos cercanos a ofrecer sus mercancías y es una buena oportunidad para conseguir sus productos y artesanías a muy buenos precios.

La infraestructura turística está en pleno desarrollo, con una vocación ecológica y con la intención de mantener su carácter rural. La oferta de hospedaje y los establecimientos de alimentos utilizan materiales naturales en su construcción y sus prácticas son de respeto al medio ambiente. 

Hay hoteles con los servicios esenciales, así como pequeños centros ecoturísticos con cabañas y bungalows. Sin embargo, no son demasiados por lo que es recomendable reservar con anticipación el hospedaje, sobre todo si se quiere visitar Tenosique en temporada vacacional o en algún puente o fin de semana largo.

Aunque existen todos los servicios básicos para garantizar una cómoda estancia, no hay una extensa variedad de productos o servicios, ni sofisticación en ellos. A cambio, se tiene la naturalidad y sencillez de un pueblo pequeño, la calidez de los lugareños y la impresionante belleza del entorno natural.