Jala es un pueblo pintoresco, de inconfundible traza colonial, con calles empinadas flanqueadas por hermosas, frescas y coloridas casonas.
Jala tiene muchos atractivos y está rodeado de bellezas naturales, pese a lo cual el turismo apenas comienza a desarrollarse con impulso constante. Hasta ahora, la mayor parte de los visitantes a Jala llegan procedentes de otros sitios más conocidos como Ixtlán del Río o Santa María del Oro y, desde luego, Tepic. Los servicios turísticos son limitados, aunque suficientes para su actual demanda y están en pleno desarrollo para satisfacer las visitas futuras.
En Jala actualmente hay una corta oferta de hospedaje, con hoteles con servicios suficientes, y también hay posadas y casas de huéspedes. Todas cuentan con los servicios básicos y, la mayor parte se localizan en el Centro Histórico de la ciudad.
Los principales atractivos de Jala son: la Basílica Lateranense de Nuestra Señora de la Asunción, de Siglo XIX, única en México por sus características arquitectónicas y materiales utilizados; la capilla franciscana de la Inmaculada Concepción, cuya construcción original data del Siglo XVI; y el Museo Comunitario, que expone la historia de Jala desde los tiempos prehispánicos.
Sin embargo, más allá de esos monumentos, por toda su zona centro, en calles, plazas y jardines se diseminan construcciones del Siglo XVII al XIX que transmiten el ambiente plácido, sereno de sus habitantes. La atmósfera de Jala es única.
Para todos los paseos por la ciudad se recomienda portar ropa fresca y ligera y sombrero o gorra, además de bloqueador solar y protector contra mosquitos, pues gran parte de los trayectos son en plena exposición a los rayos solares.
El calzado deberá ser siempre cómodo pues los trayectos son extensos; hay quien prefiere el uso de zapatos cerrados o botas, y quien prefiere para las visitas a áreas de naturaleza, el calzado abierto, sandalias o huaraches.
Las artesanías de Jala se caracterizan por el trabajo de la madera y la palma en muebles y objetos de adorno y utilitarios. Una visita a Jala es una buena ocasión para adquirir a muy buenos precios esos trabajos artesanales tan apreciados.
El guardián eterno de Jala es el Ceboruco. No se puede visitar este pueblo mágico sin conocerlo. Es un volcán que se levanta junto al pueblo y que abriga un parque geológico, en el que se pueden practicar el senderismo, escalamiento, avistamiento de flora y fauna, y los recorridos en bicicleta de montaña. Tienes varios miradores con imponentes vistas. Para acceder a este parque hay que ir acompañado de guías o prestadores de servicios turísticos de la zona.
Jala es un excelente punto de partida para visitar los lugares de interés que hay en la región, como la cascada de El Salto, que es una caída de agua de más de treinta metros y se encuentra camino a Jomulco; Ahuacatlán, con sus manantiales, cascadas y arroyos rodeando su bella población, o Ixtlán del Río y sus curiosidades como el kiosco parisino o la gigantesca imagen de Cristo Rey.