Cultural, Arte, Tradiciones y Folklore
Parras es un oasis en el desierto. La fertilidad de la tierra, abundancia de agua, generosidad del clima han distinguido a la región desde que fue habitada por los grupos prehispánicos y causó asombro en los tiempos de la Colonia. Santa María de las Parras fue llamada precisamente por sus frutos.
A mediados del Siglo XVI, la corona española autorizó la producción de vid en esta zona a solicitud de las órdenes religiosas que, viendo la fertilidad de la tierra y sus necesidades de vino para las ceremonias, pidieron permiso para producir vino. A partir de ahí la historia de Parras ha estado ligada a esta producción.
Entre las grandes personalidades nacidas en Parras destaca la figura de don Francisco I. Madero, iniciador de la Revolución Mexicana.
Entre los edificios más notables de la ciudad están los templos e iglesias, de los cuales los más visitados son: el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, y la de Santa María de las Parras, ambas del Siglo XVI; y el antiguo templo y colegio de San Ignacio de Loyola, del Siglo XVII.
Mención aparte merece la capilla del Santo Madero que es el núcleo tradicional de Parras. Es una pequeña edificación en la cima de un pequeño volcán llamado del Sombreretillo. Durante los tiempos prehispánicos fue un centro ceremonial; al llegar los misioneros españoles una de las primeras cosas que hicieron fue colocar en ese sitio una gran cruz de madera. Le construyeron una capillita para protegerla del viento que la tiraba una y otra vez; al concluir la capilla, el Santo Madero comenzó a hacer milagros a quienes iban a pedírselos; desde entonces cuida de la ciudad.
El Estanque de La Luz es una antigua y bella presa convertida en pintoresco balneario. Cuentan que ahí fue donde Thomas Alva Edison instaló una turbina hidroeléctrica para probar la bombilla eléctrica y mostrarle el asombroso invento a su amigo anfitrión Evaristo Madero. De esa forma, Parras fue la primera población que contó con iluminación eléctrica.
Francisco I. Madero es uno de los hijos más ilustres de la ciudad. Su recuerdo se recoge en la Casa del Abuelo, hermosa construcción de la época porfiriana que fue casa del mártir de la Revolución, y en la Casa de la Cultura, un auténtico museo dedicado a su memoria, con objetos personales, documentos, óleos, etcétera.