Batopilas es una pequeña población que nació como un pueblo minero en torno a dos grandes vetas de plata que tuvieron apogeo y prestigio mundial: Batopilas y La Bufa. Todavía hoy las dos se pueden visitar, evocar lo que fueron en sus tiempos de esplendor y gozar de sus modernos servicios turísticos.
En su momento de esplendor Batopilas llegó a tener más de cincuenta mil habitantes, aunque ahora alberga a poco más de mil. Todavía se ver rastros de aquellos tiempos, aunque la actividad en la pequeña población se concentra en sus unas cuantas manzanas.
Las principales edificaciones de la ciudad, además del acueducto, las plazas y puentes, son: la Presidencia Municipal, el templo de la Virgen del Carmen, la casa en la que naciera Manuel Gómez Morín, exrector de la UNAM y fundador del PAN; la Hacienda San Miguel, la Casa Barffuson, y la casona del marqués de Bustamante.
El camino de Creel a Batopilas es el más utilizado para llegar a este enclave minero en las profundidades de las cañadas; es un largo y lento descenso que se puede disfrutar por la belleza del paisaje, en el que se plasman los cambios de temperaturas conforme se baja a la orilla del río.
Es común que mientras que en Creel se necesite de suéteres y algunas prendas de abrigo por el frío, en Batopilas haya que desprenderse de ellas por el clima tropical. Se recomienda que la ropa sea ligera para mudar con facilidad y no llevar demasiado peso.
Además de los servicios turísticos, la principal actividad de los habitantes de Batopilas es la artesanía. En numerosos establecimientos se pueden admirar y adquirir instrumentos musicales y piezas de madera, piel, cerámica, cuentas, creadas por los artesanos tarahumaras.
La comida tiene un sabor especial en Batopilas. Los platillos típicos tradicionales son: los cortes de carne, el chile con queso, los caldillos con chile, las tortillas de harina y los dulces de leche. Se pueden acompañar del tesgüino, la bebida alcohólica tradicional tarahumara, hecha a base de maíz.
A unos ocho kilómetros de Batopilas está la misión del Santo Ángel Custodio Satevó. Es una de las misiones más bellas de la región, al punto que se conocía como la catedral perdida, fundada en 1760 y en la que el tiempo ha dejado plasmada su huella. El recorrido hasta Satevó tiene mucho encanto.
Para los amantes de la naturaleza, además de la belleza del paisaje, Batopilas ofrece la oportunidad de acampar a la orilla del río, hacer recorridos a pie, en bicicleta de montaña, motos o vehículos 4x4.
Por su clima caluroso, para los recorridos se recomienda portar ropa fresca y ligera y sombrero o gorra; el calzado deberá ser siempre cómodo pues los trayectos pueden extenderse; en el caso de recorrido por la población es preferible el uso de zapatos cerrados, y para las visitas a los alrededores y áreas de naturaleza, se prefiere el calzado abierto, sandalias o huaraches.
Las botellas con agua serán una buena compañía en estos recorridos; hay un tiendas y expendios que ofrecen diversos servicios, alimentos, artesanías, materiales turísticos, etcétera.
A pesar de ser una pequeña población tiene un gran número de hoteles; la mayor parte de ellos tienen un número corto de habitaciones y ofrecen los servicios básicos. Hay algunos que se enfocan en el ofrecimiento de servicios ecoturísticos. Se recomienda reservar, sobre todo si es quiere visitar Batopilas en temporada de vacaciones o puentes.